Biografia

Fernando Salazar (Guatemala, 2002) es un joven artista autodidacta, multidisciplinario y polifacético que ha desarrollado su práctica artística a partir de una profunda necesidad expresiva y reflexiva frente a su entorno. Su vínculo con el arte comenzó desde muy temprana edad, motivado por una sensibilidad aguda hacia lo social, lo político y lo humano. Consolidando una trayectoria que cruza diversos lenguajes y disciplinas. Con formación en administración, gestión cultural y arte dramático con especialización en actuación, su obra es el resultado de una síntesis entre lo académico, lo intuitivo y lo vivencial. A partir de este enfoque híbrido, Fernando ha creado una propuesta artística que combina pensamiento crítico, exploración emocional y experimentación formal. Sus procesos creativos se nutren de la observación del contexto sociocultural que lo rodea, abordando temas como la identidad, el poder, el desplazamiento, la espiritualidad y la memoria colectiva. Salazar ha desarrollado trabajos en áreas como la pintura, la fotografía, la instalación, la performance, la escritura y el cine. Su aproximación multidisciplinaria le permite construir narrativas complejas donde la imagen, el cuerpo, el espacio y la palabra se interconectan. Como director y creador de cortometrajes, explora el lenguaje audiovisual como medio de denuncia, introspección y poesía visual. Sus obras cinematográficas se caracterizan por su carga simbólica y sus atmósferas intensas. A lo largo de su trayectoria, Fernando ha presentado su trabajo en espacios destacados de la escena cultural guatemalteca, como el Centro Cultural de España en Guatemala y el Museo Ixchel del Traje Indígena, entre otros. Asimismo, ha participado en exposiciones, intervenciones y performances fuera de Guatemala, ampliando su campo de acción hacia otras realidades geográficas y simbólicas. Algunas de sus obras forman parte de colecciones privadas y proyectos curatoriales centrados en el arte contemporáneo joven de América Latina. Su producción se caracteriza por un fuerte compromiso ético y político, así como por una búsqueda constante de formas nuevas de narrar y resistir. Su universo artístico está atravesado por una sensibilidad profunda hacia lo humano y lo espiritual, lo cual se traduce en obras que conmueven, interpelan y provocan reflexión.